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BUSeando Esquinas en el Cerro

Los martes, el Bus Itinerante, invade una esquina, durante mayo y junio la afortunada esquina es la de la Plaza Che Guevara, abajo de la fortaleza del Cerro.

A partir de las cuatro y media de la tarde llega el ómnibus lleno de colores, juegos y sonidos! Zancos, patines cooperativos, arcos de fútbol, pelotas de todos los tamaños y colores, red de tenis y raquetas, baldes, pinturas y pinceles. Claro lo más importante de todo es que llegan Camilo, Andrés, Araí y Leo, parte del equipo de educadores del Bus que despliegan los materiales y todos se ponen a jugar.

La alegría es contagiosa y el tiempo pasa volando cuando uno está pasando bien! Nadie queda afuera de la diversión, ni los más chiquitos/as, ni los adolescentes y mucho menos los padres y madres que se integran a la actividad. Aprender a andar en zancos es bastante difícil pero siempre hay alguien para ayudar a dar los primeros pasos! Coordinar la pisada en los patines cooperativos, todo un desafío! Mientras otros prueban puntería con los baldes y las pelotitas de colores, nunca falta el picadito entre varios, mientras que algunos grandes juegan al fútbol tenis. Así van girando de un juego a otro, mientra que la naturaleza nos regala un hermoso atardecer en Montevideo, esta vez desde el Cerro.

Llega el momento de la merienda, tortas, fruta y chocolatada, que se comparte entre todos, grandes y chicos. Luego a juntar todo, los juegos vuelven al ómnibus y la cita queda fijada para el martes próximo, después de salir de la escuela a jugar en la plaza!

Imágenes de la actividad

Compartimos reflexión de Marie, voluntaria de El Abrojo

Estaba con muchas ganas ver este proyecto del  Abrojo. En efecto, la mayoría de los uruguayos que encontré desde el principio de mi experiencia en Uruguay, asociaban el Abrojo a este ómnibus itinerante todo colorido, tan reconocible. A primera vista, este ómnibus me hizo pensar en el famoso “Magic school bus” del dibujo animado del mismo nombre, de los años 90-2000.

Además de actuar en un barrio con una vista más que linda, un rico intercambio se establece una vez por semana entre estos niños y El Abrojo. Así, este martes, a las 5 de la tarde, disfrutemos juntos de la puesta del sol, arriba del cerro para acabar el día jugando, aprendiendo. El concepto es muy simple, y los niños ya están pendientes de esta cita: un ómnibus viene cada martes en la plaza del cerro, en el gran espacio verde de en frente. Ahí, muchos juegos al aire libre fueron propuestos: pelotas, zancos, esquíes de madera, entre otros. Libres de elección estuvieran los niños, volando de una actividad a la otra. Estos últimos demostraron muchas ganas probar cada uno de los juegos. Al final de esta recreación, se agruparan los niños con Camilo, que llevo a cabo un diálogo con ellos. La merienda fue muy bien recibida: pizzas y frutas satisficieron las panzas de cada uno. Se finalizó el encuentro con la limpieza del lugar, y cada niño aporto su granito de arena.

Me encantó la visita, desde su concepto, hasta su concretización: desplazarse con un ómnibus en los barrios los más olvidados de Montevideo y una vez allí poder compartir un momento con los niños que viven en esta realidad. El medio de transporte del ómnibus permite una convivencia, y  sobretodo trasladar mucho material. El proyecto es muy creativo, dinámico y eficaz. Aunque fue en un lapso de tiempo corto, fue intenso. Intenso porque se vio directamente la felicidad en las caras de los niños. La alegría de todos me mostro la realidad que no había visto desde mi llegada en la capital. Una realidad que siempre merece ser recordada, para nosotros, adultos, ciudadanos del mundo.