
EXPRESAMOS NUESTRO REPUDIO Y DOLOR FRENTE AL ASESINATO DE UN NIÑO DE 5 AÑOS Y EL ATAQUE A OTROS 3 OCURRIDO EN LA MADRUGADA DE AYER EN EL PINAR.
Esto se suma a otras muertes ocurridas en los últimos meses, en los que “balas perdidas” acabaron con las vidas de niños, niñas y adolescentes, o les dejaron heridos.
La violencia contra las infancias y las adolescencias es un grave problema presente en nuestra sociedad. Año a año se dan a conocer cifras oficiales de distintas formas de violencia que afectan la vida y el desarrollo de los más pequeños: maltrato y castigo físico, violencia sexual en distintas formas, tanto en el seno de la familia como fuera de ella a través de la explotación sexual y la trata. Distintas formas de violencia institucional, en las propias instituciones que tienen como cometido la protección de los más vulnerados. La pobreza concentrada en niños, niñas y adolescentes, los graves déficits de vivienda y condiciones dignas de vida para muchos, son también situaciones de violencia estructural que les condenan, desde edades muy tempranas.
A esto se suma ahora, esta violencia ligada a la exclusión extrema y los mercados ilegales de drogas. Conflictos y enfrentamientos que se dan en los bolsones más pobres de nuestra sociedad, entre los sectores más sumergidos y vulnerables, en una dinámica de caos y Sálvese quien pueda que deja, naturalmente, a quienes menos pueden (los niños, niñas y adolescentes), con pocas posibilidades de salvarse. Según un comunicado del Hospital Pereira Rossell, de febrero 2024, lo que antes era «excepcional» tener entre dos o tres casos de niños baleados al año, al
día de hoy «siempre hay un niño con bala» al mes.
Sabemos que se trata de una problemática altamente compleja que no se inicia en la bala perdida en la periferia.
Debemos decir BASTA. Hacemos un llamado a la sociedad a no naturalizar ni una muerte más de ningún niño, niña o adolescente en estas circunstancias. Hacemos un llamado al Estado a través de sus instituciones a maximizar los esfuerzos por garantizar la vida digna para todos los niños, las niñas y adolescentes de nuestro país. Son pocos. Cada año nacen menos.
Es preciso que las políticas de convivencia, las de desarrollo, las de seguridad tengan foco especial en el cuidado y la protección de las infancias. Es preciso que las políticas criminales y de seguridad garanticen los menores niveles de violencia y tengan como bien superior la protección de la vida de los niños, niñas y adolescentes.
Hacemos un llamado al sistema político a colocar en el centro de sus agendas las condiciones de vida y desarrollo que estamos ofreciendo a nuestros niños, niñas y adolescentes.