—Vos a mí me vas a ver.
Verónica Balta se describe así: un metro ochenta de altura, la piel negra, bien gorda. Repite: un metro ochenta de altura. En la Cuenca de Casavalle, un grupo de barrios que se definen por la precariedad, Verónica está convencida de que su tamaño, esa abundancia, es una forma de sobresalir.